Son tantas las incógnitas que Perdidos ha ido dejando que quizá su guión ha llegado a un punto de no retorno. Hay cosas en ella que siempre serán un misterio o no serán. Las teorías que serpentean por Internet prefieren elevar la serie por encima de su cripto-trama para centrarse en analizar la épica que acecha a la sombra de su subtexto. Y todas suenan a sermón de escuela dominical. "Es una alegoría sobre la adicción y la rehabilitación… sobre la redención", apunta Doc Jensen, de la revista Entertaiment Weekly. "Una partida de ajedrez entre las fuerzas del bien y el mal", cree DarkUfo, fan 2.0. Más allá de confirmar que la historia se mantendrá en el mismo marco temporal (sin flashbacks ni flashforwards) y que el espíritu de esta temporada conectará con el de la primera, sus creadores (Carlton Cuse y Damon Lindelof) arrojan evasivas: "A muchos les decepcionará el final, pero cuando lo procesen verán la serie de otro modo. A nosotros nos encanta la mitología de la isla, pero sólo sirve para contar la historia de los personajes".
Esto se acaba. Y lo único que sabemos con certeza es que Perdidos deja un legado inabarcable. Eso y que es una franquicia de Disney. Sus cenizas valen millones. Las removerán.
La sexta temporada de Perdidos se emite a partir del 9 de febrero en Cuatro y en Fox.
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