19 de noviembre de 2007

CONFLICTOS, ROMPECABEZAS Y DAÑOS COLATERALES



Jay Leno
repartió donuts a los piquetes en Burbank; Ellen DeGeneres pasó por encima de ellos, también metafÓricamente, para continuar haciendo su programa de entrevistas.

Si alguna vez hubo una imagen de cómo ha dividido a la gente este parón, ha sido ésta.

Dos de los talentos mejor pagados del mundo de la televisión, tomando posiciones diametralmente opuestas con respecto a la confrontación entre la Asociación de guionistas y los grupos de estudios/redes de distribución.

De todos modos, no es sorprendente que Leno fuera aclamado al instante como un verdadero mesías, mientras que a DeGeneres muchos la han tachado de esquirol, o incluso de preocuparse más de las mascotas que de los sobrepresionados guionistas.

Sin duda, algo positivo se puede decir de su acercamiento: el cómico nocturno ha hecho notar que esto no es sobre la gente "importante" como él mismo, sino sobre los trabajadores tras las cámaras que son la espina dorsal de la industria; la presentadora diurna dijo que se atenía a su contrato con las 600 cadenas que emiten su programa… y mantiene los empleos de su personal y equipo.

En cualquier caso, muchos de los distintos tipos de trabajadores de la televisión han tomado parte de un lado o de otro, incluyendo cerca de dos docenas de showrunner que han optado por abandonar sus series a medio escribir como muestra de apoyo a los guionistas.

Y eso es un miembro: si las distribuidoras descubren que los programas no guionizados ofrecen las dos terceras partes de la audiencia de una serie pero cuestan una media de 750,000 dolares la hora contra el millón y medio de un episodio de una serie. El equilibrio de programación podría inclinarse inexorablemente hace la opción no escrita para los próximos años.

Como daño colateral, los ayudantes en muchas ramas de la industria son los primeros en ser perjudicados, asi como los empleados de unas 20 series que ya han cerrado.

Muy pocos discutirían las ampliamente expresadas simpatías de la comunidad y el público hacia los guionistas. “¿Quién quiere decir públicamente que es por las corporaciones?” Así es como un consultor político me lo hizo ver.

De hecho, un estudio de Pepperdine sugirió que más de dos tercios del público siente que los guionistas tienen una buena oportunidad para pedir más dinero por los derechos.

Un día después, un informe financiero internacionalmente subvencionado, dió a conocer que los márgenes de beneficio de los estudios realmente son – como los jefes de los estudios están declarando desde hace años – delgados como el filo de una navaja, y a propósito, que una de las principales razones de ello son los excesivos honorarios de las grandes películas, su distribución y las licencias de televisión por las grandes estrellas (los incrementos en los costes de la producción y la disminución de la venta de DVD también juegan su papel). Según el informe de Sceen Digest, los estudios gastaron unos 2.500 millones de dólares en honorarios en 2006 y aproximadamente 500 millones en derechos. Aparentemente los honorarios han ido aumentando año a año mucho más que los derechos.

Mientras los guionistas no han dejado ni un minuto de lanzar su mensaje a cualquiera que quiera escuchar, los directores de los estudios se mantienen callados como una momia, resistiéndose a la oportunidad de tomar partes del informe de Screen Digest con un “Te lo dije”.

Lo que los estudios han estado haciendo es establecer contacto con (¿o recibirlos de?) la DGA, un gremio con el que negociar ha sido siempre fácil y rápido y cuyo contrato termina el 30 de junio, junto al de la SAG. Si estas conversaciones con los directivos son para evitar la cola, los guionistas – y la ciudad – podrían ser abandonados en dique seco durante meses hasta terminar. Vamos a necesitar algo más que donuts.

Traducido por jshepard

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